En un mundo atravesado por profundas desigualdades sociales, los jóvenes lasallistas se destacan como una fuerza activa y esperanzadora que impulsa procesos de transformación en comunidades vulnerables. Su entrega a los valores de la fe, la fraternidad y el servicio los posiciona como protagonistas del cambio, con acciones que trascienden lo académico y responden con sentido humano a las necesidades de su entorno.
Desde la experiencia institucional de la Universidad de La Salle, se promueve y fortalece este compromiso con un enfoque que integra la formación académica con la responsabilidad social. Los estudiantes participan activamente en distintas dinámicas comunitarias, asumiendo un papel transformador en los territorios donde hacen presencia.
El rol que desempeñan es diverso y responde a la naturaleza de cada iniciativa. Algunos se integran a proyectos dirigidos por docentes, donde el modelo de aprendizaje-servicio permite que el quehacer académico se combine con la intervención social. Otros, desde semilleros, grupos de investigación o voluntariados, lideran propuestas, generan vínculos con comunidades y dan vida a nuevas experiencias. En todos los casos, el servicio actúa como motor fundamental, impulsándolos a ir más allá de sus disciplinas y asumir que su ejercicio profesional cobra pleno sentido cuando aporta a la transformación social. Esta es una de las principales características de la identidad lasallista.
Para motivar y consolidar esta vinculación con los contextos más vulnerables, la Universidad ha diseñado una serie de estrategias institucionales. Cada facultad articula su propuesta académica con la misión universitaria, integrando componentes de impacto social en los planes de estudio. Esto se traduce en asignaturas con enfoque territorial, prácticas formativas, jornadas solidarias y proyectos específicos que permiten al estudiante interpretar las realidades complejas del país y convertirse en agente activo de transformación.
Desde la Vicerrectoría de Promoción y Desarrollo Humano (VPDH), también se impulsa una cultura del servicio con una amplia oferta de iniciativas: voluntariados, misiones lasallistas, el grupo Lazos, entre otros espacios formativos y experienciales que alimentan el compromiso ético y social.
Las experiencias concretas reflejan el impacto de estas acciones. Un ejemplo significativo es el proyecto Casa Raíz V de la Facultad de Diseño, Arquitectura y Urbanismo, desarrollado en la vereda Ovachía, Boyacá. A través de procesos de diseño participativo y la integración de saberes comunitarios y académicos, se ha acompañado la construcción de vivienda rural y la transformación del territorio. Asimismo, en Pasca (Cundinamarca), un proyecto con más de una década de historia ha vinculado a jóvenes de distintas disciplinas en actividades de voluntariado, investigación y servicio. En otro caso emblemático, un voluntario del programa VOLAR dedicó un año completo a trabajar con comunidades indígenas en el Amazonas, generando procesos formativos, productivos y sociales de gran alcance.
Estas experiencias no surgen de manera espontánea. Detrás de ellas existe una intención educativa clara, estructurada en el Proyecto Educativo Universitario Lasallista (PEUL), que propone una formación integral donde el contacto con la realidad social es una dimensión curricular. A ello se suman las electivas de formación integral, los aportes del Departamento de Formación Lasallista y la realización de cátedras, eventos y experiencias extracurriculares que promueven la sensibilidad social, la conciencia crítica y las capacidades para el trabajo comunitario. Además, instituciones aliadas brindan formación específica para preparar a los estudiantes ante las complejidades del territorio.
El alcance de estas acciones se amplía gracias a la colaboración con organizaciones como Cruz Roja, Techo Colombia, World Vision, Bolivia Digna, Corporación Raíces y Solidariamente, así como con entidades gubernamentales y universidades. Ser parte de la familia lasallista a nivel internacional también fortalece este proceso, permitiendo el trabajo en red con obras educativas y sociales en toda la región, mediante el Distrito Lasallista de Bogotá y la red RELAL (Región Latinoamericana Lasallista).
Sin embargo, acompañar comunidades implica enfrentar desafíos. Comprender las problemáticas sociales requiere de empatía, sensibilidad, escucha activa y apertura al aprendizaje. Muchas veces, los jóvenes se enfrentan a realidades que interpelan sus conocimientos, sus emociones y sus propias convicciones. Por eso, el acompañamiento docente, la formación continua y el trabajo en equipo son pilares indispensables para sostener este tipo de iniciativas y fortalecer la vocación de servicio.
En definitiva, los jóvenes lasallistas no solo representan una esperanza para el futuro, sino que hoy ya están transformando el presente desde sus acciones concretas. Con su presencia en los territorios más desafiantes, siembran vínculos, construyen dignidad y generan cambios significativos. Su compromiso no solo deja huella en las comunidades, sino que reafirma el propósito educativo de una universidad que cree en el poder transformador de la juventud.

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