Cada 9 de octubre se celebra en Colombia el Día del Archivista, una fecha que reconoce la labor de quienes hacen posible que la memoria de las instituciones y de la sociedad permanezca viva. En la Universidad de La Salle, esta conmemoración resalta el papel estratégico de los profesionales de la archivística en la construcción del conocimiento y la transparencia institucional.
“El archivista transforma el caos documental en orden con propósito”, explica John Agustín Riaño Díaz, director del Departamento de Estudios de Información. “Su labor diaria no es solo técnica, sino estratégica: asegura que cada dato tenga contexto y cada documento tenga memoria”.
Hoy, la archivística trasciende los estantes llenos de carpetas. Los archivistas gestionan bases de datos, correos electrónicos, registros audiovisuales y documentos digitales, incluso información generada por inteligencia artificial. Esta diversidad de soportes exige garantizar la autenticidad, integridad y disponibilidad de la información para que conserve su valor probatorio y se transforme en conocimiento útil para la sociedad.
En la era digital, su rol cobra aún más relevancia. “El archivista evita que los datos se conviertan en ruido. En un mundo saturado de información, su tarea es asegurar que la transición de los datos al conocimiento se haga con rigor técnico y ético”, destaca el director.
El impacto de esta profesión se refleja en hechos concretos: un ciudadano que accede a su historia laboral, una comunidad que reclama derechos sobre la tierra o un país que preserva su memoria en procesos de verdad y justicia. Gracias a la gestión archivística, la información se convierte en un puente entre el pasado y las decisiones del presente.
Para Riaño, los retos actuales —como la ciberseguridad, la preservación digital y la ética en el manejo de datos— exigen archivistas con visión interdisciplinaria.
“Ser archivista es ser puente entre la información y el conocimiento, entre la memoria y el futuro”, concluye.
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