Cuando ver se convierte en un riesgo: Pérdida visual en niños por el uso excesivo de pantallas

En la era digital, donde el acceso a la tecnología ha transformado profundamente la manera en la que niños y niñas aprenden, juegan y se comunican, emerge una problemática creciente y preocupante: la pérdida visual a temprana edad debido al uso excesivo de pantallas. Lo que comenzó como una revolución educativa y lúdica, hoy se convierte en un tema de salud pública que exige atención urgente de parte de las familias, las instituciones educativas y el Estado.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso prolongado de dispositivos electrónicos puede provocar fatiga visual digital, miopía temprana, irritación ocular y alteraciones del sueño. En Colombia, diversos estudios han comenzado a evidenciar cómo, desde edades cada vez más tempranas, los menores están siendo diagnosticados con afecciones visuales relacionadas directamente con el uso intensivo de celulares, tabletas y computadores.

Pero, ¿cómo llegamos hasta aquí?

Los dispositivos móviles han sido incorporados sin filtros en la vida cotidiana de los niños. Lo que antes era una herramienta de apoyo, hoy reemplaza muchas veces al juego tradicional, al contacto con la naturaleza, e incluso al diálogo familiar. El confinamiento provocado por la pandemia de COVID-19 intensificó esta tendencia: la educación virtual obligó a millones de niños a exponerse durante horas a pantallas sin contar con asesoría médica previa ni condiciones óptimas de iluminación, ergonomía o pausas activas.

Desde el enfoque analítico, es claro que este fenómeno no se reduce solo al ámbito médico. La pérdida visual por pantallas es también el resultado de una construcción social y cultural que normalizó la hiperconectividad y desdibujó los límites entre lo educativo y lo dañino. Los niños ya no sólo ven pantallas, sino que están sumergidos en ellas.

Frente a esta realidad, la Universidad de La Salle, como institución comprometida con el desarrollo humano integral y la formación basada en valores, ha planteado desde distintos programas académicos la necesidad de pensar críticamente el impacto de las tecnologías en la infancia. Iniciativas interdisciplinarias que integran salud, pedagogía, trabajo social y psicología han venido promoviendo campañas de prevención, investigaciones académicas y propuestas de intervención para reducir estos riesgos desde una mirada educativa.

En este contexto, se vuelve urgente proponer soluciones viables. Algunas de ellas incluyen:

• Educación digital responsable: Formar a padres, maestros y cuidadores en el uso racional de la tecnología.
• Políticas escolares de higiene visual: Establecer pausas activas, limitar el tiempo frente a pantallas y promover actividades físicas.
• Revisión médica periódica: Realizar controles oftalmológicos desde edades tempranas, con énfasis en niños escolarizados.
• Diseño de contenidos saludables: Promover aplicaciones educativas con filtros de luz azul, tipografías amigables y tiempos de uso regulados.

Asimismo, desde la mirada educativa lasallista, se reafirma la importancia de poner al ser humano en el centro de cualquier proceso de innovación. Si bien las pantallas son una herramienta de aprendizaje poderosa, no pueden desplazar la importancia del juego libre, el afecto, el vínculo humano y la experiencia directa con el entorno.

En definitiva, no se trata de satanizar la tecnología, sino de entender que el exceso y el mal uso tienen consecuencias tangibles. La pérdida visual en la infancia es una de ellas, y quizás una de las más invisibilizadas.

Que esta reflexión nos invite a volver la mirada hacia lo esencial: la salud, el bienestar y el equilibrio en la formación de nuestros niños. Que, desde la academia, como lo impulsa la Universidad de La Salle, sigamos investigando, previniendo y formando con sentido crítico y compromiso social.